sábado, 11 de agosto de 2007

DESDE EL TREN

Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Andalucía
Expediente AL-00104-2007









ALMERIA MADRID, MADRID ALMERIA


El nieto del fragüero MFC



Desde el andén

La estación, la gente, la espera.
Las despedidas.
Lágrimas, un beso solitario.
Miradas, las manos cogidas.
Los viajeros,
las parejas en el andén.
Amaneció con frío,
escarcha en las aceras,
llega la máquina del tren.

Un beso

Partiremos en el minuto justo.
El amor no tiene minutos,
vive el momento.
Del beso, el abrazo,
la despedida.
Se va el tiempo y nosotros con él.

El abrazo.

Almería - Madrid, Almería.
Kilómetros y más Kilómetros.
Una ciudad se queda,
otra espera.
Suena música de guitarra,
no se dónde pero suena,
un músico solitario
toca sentado en un banco.
Los bancos de la estación son
solidarios con los desprotegidos.

Solidario.

Una botella de plástico vacía yace
abandonada en el andén,
ha calmado la sed de alguien.
En esta vida,
abandonos y olvidos nos acompañan,
no me olvido del amor que queda,
sigo estando sediento.

Amor

Madrugué, siempre soy así;
Pero nunca me amaneció más temprano.
Cosas de la vida,
esta que me lleva
a Madrid voy aun no amanece.

Temprano.

Van llegando los viajeros,
y los minutos cargados de equipajes.
Se equivocan de asiento,
surgen protestas y descontentos.
Anuncian la partida,
en cinco minutos nos vamos.
Anden atentos.

La partida

Casi amanece, noche de insomnio la mía.
Madrid, viajar con ilusiones renovadas.
Este año en el sur las tormentas de nieve
y granizo llegaron hasta la orilla del mar,
ella en olas siempre generosa todo recibe.
Se vistieron las playas de blanco nácar.

Nieve.

Llega un viajero impertinente
Incordiando a la gente.
A lomos de un burro tenia que viajar.
Piensos, alfalfas, y arrearse unos rebuznos
es lo que mejor le va.

Rebuznos.

Mi vecina de asiento.
En un libro lee.
Viaja a otros mundos imaginados,
hay que seguir soñando.
Partimos, sale el tren.
Empieza el chaca chaca chá,
con su lindo traqueteo.

Imaginados.

Una niña con lindas trenzas y hermosa sonrisa
me mira, la miro.
Va y se esconde detrás.
de la cortina.
Con los dedos dibuja signos imaginarios en el cristal.
Mira de reojo a los pasajeros.

Sonrisa.

Las luces de la estación y las despedidas
van quedando en la distancia.
Mi vecina de atrás tiene incontinencia verbal,
no para de decir,
bla bla bla bla, y alguno que otro bis.

Verbal.

Empiezo a escribir en mi cuaderno,
con el traqueteo,
me salen los renglones surrealistas,
las letras van a su aire.
Esto no es arte,
me salen los poemas rotos.
tendrían que arreglar los raíles, pienso.
O poner otros.

Cuaderno.

Escribo versos,
intento componer un poema,
si me descuido
se me salen las letras del cuaderno
y yo del tema.
No lo entiendo
pero esto y la vida se siguen moviendo.

Componer.

Mis amores quedaron atrás,
estoy presto para los que llegan,
se que escribir un poema
en el tren
es un lúcido disparate,
quiero esconderme por si me ven.

Disparate.

La niña de de las largas trenza sigue sonriendo,
ya no se esconde me sonríe otra vez,
Me invento un cuento
y en palabras
se lo regalo.
De puro contento
me da amplia sonrisa,
es para mí como del amanecer la mejor brisa.

Palabras.

Todos tuvimos nuestros días
de pasada inocencia,
aún conservo algo,
del todo no hay que perderla,
el paso de los días
nos va despojando de las vestimentas adquiridas.
Se hacen viejas.
Lentamente quiero seguir amando.

Inocencia.

Al final, el camino
la vida desnudos nos deja.
Nada de equipaje necesitamos
para el último viaje.
La fragua del tiempo
siempre nos da buenos momentos.

Desnudos.

Se me adormecen
los sueños en las horas.
En las horas que laten en mi memoria.
Frena el tren en una curva,
protestan las ruedas
de forma enérgica.
Estas no son forma de conducir,
le dicen al maquinista.

Sueños.

Tú tienes alma de metal,
nosotros los raíles no.
Somos dúctiles, del mejor material,
componemos sutiles melodías
para viajeros sedientos
de paisajes nuevos.

Melodías.

Un empleado reparte auriculares,
que alegría,
vamos a ver la televisión,
o quizás una película
en alta definición.

Película

Nos llegan buenas vibraciones
desde un puente de hierro que cruzamos.
Momentáneas sombras de nubes viajeras,
se asoman a ver el paisaje por el que vamos.
Al fondo un río se abre camino,
entre riveras y álamos va.

Vibraciones.

Vagón numero seis,
asiento numero veintisiete y
y en ventanilla para ver el paisaje.
El paisanaje va dentro.

Ventanilla.

Algún viajero cercano hace pan
destapa el tarro de las esencias,
en el pasillo gran desespero.
De ello ni hablar quiero,
por la nariz me entra el fino aroma,
creándome en la mente
bastantes turbulencias

Esencias.


Los viajeros nos miramos,
me levanto enfadado y digo
señores, un respeto,
no hay derecho,
esto parece una cámara de gas.
Paséense por el retrete a cagar.

Enfadado.

Me voy a otro vagón
hasta que pase el chaparrón.
A requerimiento de un viajero, llega el revisor,
alto, calvo y educado.
Una señora protesta.
El hombre correctamente le dice.
Señora no se preocupe, que la pongo en otro lado.

Chaparrón.

Se va el revisor, la señora se queda.
cuando vuelvo me digo, paciencia,
y sigo escribiendo
a renglón torcido.
Aun no ha amanecido.

Paciencia.

Me gusta ver el paisaje,
desde el tren.
He visto los campos en flor.
Y en rojo amapola,
al amanecer, hablarme de amor.

Amapola.

Me ha contemplado el olivo centenario
de los campos de Jaén,
y también el sur luminoso de la tierra mía.
Son los viajes de mi vida
En todas las horas mías.

Luminoso.

En Madrid un día se quedo mi amor,
y parte del alma en una despedida.
Nos veremos te veré, no se cuando.
Como siempre viajare leve de equipaje.
En el tren voy en busca del amor que siempre soñé.

Despedida.

Los sueños son gratis
y alimentan el alma,
un hombre que no sueña
es un cadáver que anda.

Sueños.
Amanece desde el tren
Mientras sube por la cuesta,
a través del monte
se ve la luz del horizonte.

Luz.

Las casitas blancas de Almería
se van quedando atrás.
Viajo con un montón de ilusiones,
y la muela del juicio
se me anda en divagaciones.
Esto si que es un incordio.

Juicio.

Subimos una larga cuesta,
despacio va el tren,
despacio los viajeros,
despacio va la vida.
No sé lo que pensarán ustedes,
pero yo sigo cuesta arriba.

Viajeros.

Sigue dormida la vecina,
con el libro abierto entre las manos,
son las letras compañeras de viaje,
es el mejor equipaje.

Libro.

Sigue la cuesta,
lento va amaneciendo
por lo alto del horizonte,
a veces se ven
los montes nevados desde el tren.

Horizonte.

El observatorio astronómico
En lo más alto del monte
con su blanca cúpula
y telescopio nos miran.
Para ver las estrellas de cerca
sólo se necesita paciencia,
en una noche despierta.

Cúpula.

El vagón se anima otra vez
La película es de boxeo
Es un incordio
me cambio de sitio y no la veo.

Boxeo.

El tren va despacio,
sigue con su habitual traqueteo,
enderezando las letras en el cuaderno ando,
se me tuercen los renglones.
Desde el tren se ve más cerca
este lado de la vida,
aunque sea con los renglones torcidos
y cuesta arriba.

Cerca.

En un pequeño valle
un cortijo blanco,
sigue amaneciendo despacio.
Palmeras y algarrobos
se ven en el paisaje que despierta.

Cortijo.

El tiempo y sus estaciones
abandonadas
los humanos también
nos abandonamos.
Herrumbre y guerras por todos lados.

Tiempo.

La cuesta más se empina,
una rambla lleva agua.
Año abundante,
de lluvia, granizo y nieve.
Crecerán los naranjos en el valle.

Abundante.

En despiste ando,
me sigue amaneciendo
y no sé por donde,
veo un campo de olivos
que en rocío despierta.

Despiste.

Luces en una carretera,
es una aldea
perdida en el monte,
a lo lejos
nieve, mucha nieve,
debajo del horizonte.

Aldea.

El río nacimiento
abundante agua lleva,
en su rivera
parras podadas, esperan primavera,
habrá abundante cosecha,
verdes se ven las riveras.

Cosecha.

Donde termina la penibética
queda el desierto.
La sierra de Gados más abajo,
al otro lado
están los Filares,
completamente nevados.

Sierras.

Los almendros floridos
con la nieve andan compitiendo,
en un árido paisaje
que estoy viendo.
Serpenteantes van, carretera y vías,
viajemos, viajemos,
que viajar es soñar.

Almendros.

Sembremos, letras olivos y almendros,
labremos la tierra y el paisaje,
de camino construiremos un gran andamiaje;
las letras y un vaso de vino,
lápiz y cuaderno,
para tener buen camino.

Andamiaje.

Un cortijo abandonado
se ve en ruinas,
todo se vuelve oscuro,
brevemente medito.
Tren y paisanaje en un túnel nos vemos,
creo que en la espalda me hace falta un masaje.

Medito.

Y en el alma de amor
ando deshabitado,
mi piel llora la ausencia de los besos
que ayer se fueron.
Es el azul de Almería, con su mar,
una larga avenida,
por la que me gusta pasear
los luminosos días de mi vida.

Mar.

Volveré a ti,
seguiremos siendo amantes.
Nada pides, todo das,
tus olas otra vez
me abrazarán.

Olas.

El mar del sur,
luz de amanecer,
hoy sobre los monte nieva;
abajo
en un descampado,
vagones de tren abandonados.

Amanecer.

Estamos cerca de Abrucena,
los campos de almendros
florecen en febrero.
montes llenos de esparto.

Florecen.

La televisión del tren
veo de refilón,
dos púgiles negros
se sacuden un montón.

Negros.

Seamos críticos.
A lo lejos veo
pueblos blancos,
y el verde valle del río Andaráx.
Sigue la cuesta,
la nieve cada vez esta
más cerca.

Veo.

Amaneció despacio,
sobre los picos más altos
todo es luz y color,
gigantescos molinos de viento nos
salen al paso.

Molinos.

Sancho y don Quijote
cerca andarán,
este es su campo
y también el de más allá.
Ha sido un sueño,
aun andamos por los montes de Almería,
entra frío y no sé por donde.

Sueño.

Me acurruco y miro,
lento pasa el paisaje.
Los montes llenos de esparto
son interminables,
seamos amables.
Se me descarrilan las letras.

Esparto.

Me salen torcidos los renglones
trabajo me cuesta seguir recto,
es el traqueteo, y no tengo acierto,
como la vida misma.
Intento mantenerme despierto.

Seguir.

Veo el río Andaráx
descender hasta el mar.
Enfrente de mí
la nevada sierra,
madre protectora, todo da.

El mar.

Vamos por el llano,
el tren coge velocidad,
la tortuga que fué
ha quedado atrás

Llano.

Las cosas se ponen mal,
me he saltado tres renglones.
no es de la velocidad
y dentro del tren hay algunos ciclones.
Alguien ventosea por abajo
mi nariz lo acusa durante un rato.

Ciclones.

Queda atrás
otra estación abandonada,
grandes pinos la protegen,
mis oídos hacen plof, plof,
menos mal que se fue el mal olor.

Pinos.

Los campos amanecen
con escarcha,
y bajo la flor del almendro
luce la sierra
su manto blanco.

Almendro.

Hay nieve en la vía,
se cuela el frío por un rendija
y me deja una oreja que tirita,
sigue marchando el tren.

Frío.

Llegamos a Guadix
y su linda estación,
la gente espera
con bufanda y abrigo,
hace mucho frío.
Castañas asadas en una esquina,
ni probarlas.

Gente.

Por los llanos de la Calahorra,
el tren no corre, vuela.
Viva la velocidad,
quien decía que quería
un A V E
desde Madrid a Almería,
ave va y no llega.

Vuela.

Coronando Sierra nevada
se ve el Mulhacen
a sus pies,
los campos labrados
germinan semillas nuevas.

Campos.

Así es la vida.
Nacerán espigas generosas
que se mecerán al viento solano,
los campos de doradas mieses se
cubrirán.
Será el pan de los días venideros.

Avena.

Espejos de la mañana
se ven cerca de las vías,
escarcha en los charcos,
cristales que amanecen.
Reflejos de luz en el valle.

Espejos.

Campos de almendros
y de melocotoneros se dan la mano,
y a lo lejos
un bosque de pinos sobre el llano.

Almendros.

Me da el sol por detrás,
creo que avanzamos
a buena velocidad,
en eso estamos.

Sol.

En la tele del tren,
dos boxeadores se siguen sacudiendo,
que manía la de los humanos
de arrearse porrazos,
será para calentarse
en el frío de la vida.

Boxeo.

El tren sigue su camino
me lleva a mí destino,
aún no lo sé.
Veo jóvenes olivos,
al lado álamos de rivera
y algunos pinos.
Río carretera tren.

Rivera.

Dejo de escribir
estiro las piernas,
estamos por Guadix.
Se me mueven los renglones
al pasar por un puente,
creo que las vías tienen
algunos socavones.

Tienen.

Circula el tren
por la provincia de Granada,
pronto llegaremos a Jaén,
dentro del vagón
los móviles suenan.

Granada.

Almendros y olivar,
en tierras de serranía,
por caminos y vías
larga vida para caminar.

Caminos.

Sube el tren
otra larga cuesta,
va despacio,
se asoma la gente
a mirar la nieve, montes.

Nieve.

A veces la vida también va lenta,
igual que los campos
recién labrados.
En la siembra,
el arado se juntan con las manos.

Trigo.

Montes escarpados,
veo las primeras encinas,
barrancos profundos.
A veces se me escapan las ideas.
No sé a donde irán,
que les sea leve ya no volverán

Ideas.

Extensos campos de olivos
veo desde el tren,
escarcha en el suelo
día claro en el cielo.
Siguen su curso las horas,
nieve en los montes,
Madrid, que lejos estás.

Lejos.

Veo Sierra Morena,
tierra de bandoleros,
eso dijeron.
Hambre, caciques y serranía,
Andalucía.

Caciques.

La telefonía móvil
suena en el tren,
qué descaro, se oyen
por todos lados,
me entero de lo que no debo.

Teléfono.

Son impúdicas
las ondas hertzianas,
la dichosa musiquita
es mas molesta que las moscas en verano.

Verano.

Cada aparatito con su música diferente,
cinco he contado a la vez,
mis oídos se han despistado;
no he podido seguir la conversación
por ningún lado.

Conversación.

Llega el revisor y dice.
Señoras,
apaguen el móvil por favor;
silencio, todos callan.

Revisor.

Campos pintados de verde,
olivos se mezclan con encinas,
Algunas parras
y un cortijo.
Otra estación abandonada,
no se depriman que delante está la vida.

Estación.

Por despeñaperros vamos
vértigo desde el tren,
debajo el río, agua y frío.
Unas cabras monteses
desde unos riscos miran.
Equilibrista a la vista.

Cabras.


A lo lejos se ve
una boina de contaminación,
la tiene Jaén puesta,
aire, ciudad y campo
puertas cerradas,
qué espanto, es el progreso.

Espanto.

Los campesinos
queman los restos de las ramas recién podadas,
es su modesta aportación
a tanta polución.
Vivimos en un país
de mentes contaminadas.

Campesinos.

Acabemos con el planeta,
que sea lo mas pronto posible,
me salen pelos en la conciencia.
¡Qué cosas mas raras me pasan!

Conciencia.

Va despacio el maquinista,
una curva detrás de otra.
Escribo mejor, no se me salen las letras
de la libreta,
letras sobre las vías voy sembrando,
todo es verde olivo a mi alrededor.

Escribo.

Otra niña, de grandes orejas y amplia sonrisa,
deglute bolsas de papas fritas,
una detrás de otra,
la madre la mira y sonríe:
qué bonita es mi niña le dice. ¡Anda ya!

Bonita.

Tapón y taponcillo con piernas para andar,
madre e hija lo son
la niña habla
con la boca llena,
se le caen las papas de los dientes
me mira y sonríe a destiempo,
por la cabeza me pasan raros pensamientos.

Boca.

Me duele el culo de estar sentado,
bebo agua de Lanjarón,
me como dos mandarinas,
los móviles han dejado de sonar,
qué alivio, descanso de tanto espanto.

Móviles.

La que se arreaba los cuescos,
se bajo en una estación,
un poco mas y nos gasea.
La niña se beneficia media docena de donut,
creo que va a explotar
de lo redonda que está.

Beneficia.

La Mancha tiene un lugar,
un lugar tiene la Mancha
de cuyo nombre siempre me acuerdo.
tristes y desolados,
andan los campos abandonados.

Mancha.

Más adelante grandes viñedos,
espacios abiertos,
me siento quijote
caminado sobre un caballo de hierro.

Quijote.

No veo molinos,
estos no son los Campo de Criptana,
ni de Montiél y del Toboso ausencia.
tengamos paciencia
llegaremos.
Pita el maquinista,
cabras a la vista.

Dulcinea.

Que mal se ven
las películas en el tren,
no se oye nada,
las ponen para sordos,
apañaos estamos.
tal vez lo seamos.

Sordos.

Vamos en recta,
sigo escribiendo gran suerte la mía,
no se me desparraman las letras
por lo alto de las vías.
Esta parte de la Mancha
es un paisaje desolado,
pocos campos labrados.

Campos.

Han quitado la película sin terminar,
el tren sigue adelante su caminar.
Se ven algunas cepas de viñas desnudas,
un pueblo descolorido y desconchado
nos saluda.

Desnudas.

Se confunde el paisaje
entre casas y campos.
Otra estación abandonada,
aquí todo son abandonos,
a lo lejos Valdepeñas
nos mira.

Lejos.

Antigua y señorial, ladrillo en rojo
y azulejos amarillos.
bodegas por todos lados.
Se para el tren
viajeros que suben, viajeros que bajan.
enormes depósitos,
tristeza.
El vino ya no va en tinajas
.
Tren.

Otra vez la película
de policías y ladrones.
Es mala con avaricia,
ha entrado en persecución.
¿Quién persigue a los que rompen el paisaje?
a los especuladores
del ladrillo y andamiaje.
Políticos malaje, cobráis peajes.

Paisaje.

Sale el tren de la estación,
se para en vía muerta: espera,
todos esperamos.
Ya no son los trenes
lo que eran antes,
cuando sobre ellos
sentíamos
que cabalgábamos.

Trenes.

Sin calefacción y luz nos han dejado,
creo que nos han abandonado
en este lado de la vía,
luce el sol, nubes lejanas.

Luz.

Pasa un mercancías,
muchos vagones unos detrás de otros,
viene la luz y se va,
esta de guasa
la niña con sonrisa y orejas dice;
mamá, esto es una mierda.
Ya no come papas fritas y donetes, menos mal.

Fritas.

Calla niña, no digas palabrotas
que eso esta muy mal.
Tengo frío, mamá,
quiero irme a casa
el tren se ha roto.

Palabrotas.

Nos movemos lentamente,
tenemos luz y calefacción.
que grande es la mancha,
pueblos despoblados
con postes eléctricos por todos lados.

Despoblados.

Me salen las letras y los versos
a tropezones,
esto no es poesía,
las eles están descolocadas
se han salido del cuaderno,
las desnudas parras
se pierden en el horizonte,
el tren me desbarata las letras,

Parras.

Realidad o sueño,
en una loma
se enseñorean molinos de viento,
son gigantes,
los hay a cientos.
Es la modernidad que acaba de llegar,
viva la electricidad.

Molinos.

Están quietos,
no tiene soplo de brisa que los mueva.
Ni Quijote y Sancho que los combata.
Crudo es el invierno por estos páramos
para un sureño de luz y mar.
Cada campo tiene su Quijote y su Sancho,
dulcineas algunas.

Invierno.

Los campos de viñas quedaron atrás,
llegaron los olivos bajos,
mas bien achaparrados;
eso sí,
todos perfectamente alineados,
y andan recién labrados,
alegría para los campos.

Labrados.

Bandadas de pájaros escarban la tierra,
ni una nube en el horizonte,
silencio, esto es la Mancha
que puede aparecer Sancho y don Quijote,
defendamos la tierra.

Nube.


El hidalgo alargada la figura;
más Sancho con su redondez
comía por tres,
cuando podía.
La paja, el grano, vino queso y camino,
alforjas y libros.

Hidalgo,

La autovía y las vías del tren
se vuelven a cruzar otra vez.
Así es la vida en la modernidad
no sé si habrá otra,
la he buscado
pero nada encontré.
Seguro que es en el futuro
donde está por ver.

Modernidad.

De nuevo suenan los teléfonos
en el vagón,
se ponen de acuerdo, cuatro son,
el cielo por el horizonte se ve contaminado,
creo que a la refinería de Puerto llano
hemos llegado.

Teléfonos.

Se para el tren a un lado,
pasa un mercancías,
va de todo cargado,
puentes, coches, tren,
cruce de autovía otra vez.

Mercancías

Las del bla bla bla Blas, y el bis bis bis
siguen con la conversación,
me entero de todo,
hasta de una herencia,
que van a pasar por los juzgados
con mucha paciencia.

Conversación.

Este paisaje cada vez está más desolado,
cero árboles,
por ningún lado:
entre llanos y lomas
la Mancha se desploma.

Desolado.

Un árbol solitario
llora la ausencia
de los que para siempre marcharon.
Los que nunca se van son
Alonso Quijano y su fiel escudero
en la eternidad de las letras quedaron.

Marchan.

Aranjuez, algunos bosques
perdidos por el horizonte,
se ven solitarios.
Es el futuro,
bloques de colmenas humanas
por aquí y más allá.

Colmenas.

Grafiti por todos lados,
creo que a Madrid hemos llegado,
se para el tren en la estación,
gran bullicio para los enamorados,
abrazos que reciben los recién...

Estación.

Metro, taxis, calles estrechas,
dirección en un papel,
diez euros, una fortuna me cuesta,
Nicolás Usera, metro tribunal,
plaza Dos de Mayo,
restaurante “El Vegetariano”,
Eva, la cocinera;
tengo dolor de tarro.

Eva.

Sentado en un sillón de diseño,
en un parque estrafalario
estoy.
Muchas palomas,
les doy unos versos para que coman;
casa y calle antiguas me rodean.

Versos.

Malasaña es así, busconas.
No hace frío, cosa rara por aquí,
Febrero es duro como el pedernal.
Algo raro pasa, no sé que es.

Malasaña.

La de los cupones
me quiere vender hasta el quiosco,
uno le compro;
va decorada como una cabaretera
parece un loro de esos de carretera.

Cupones.

Sonríe con dientes postizos,
y pestañas como telarañas,
pintura barata,
la juventud se le fue definitivamente,
se quedó sin lozanía,
ella sueña con ser bella.
Triste dama que amante espera,
soñar no cuesta nada, soñemos.

Dama.

No dispongo de dineros,
un poco sé que tengo,
en cambio dispongo
de ilusiones y sueños,
a veces no se que hacer
con ellos.

Dineros.

Se me quieren marchar
y con la palomas
echar a volar.
Esta plaza me secuestra,
vuelo mirando al cielo.

Palomas.

Llega una pareja,
otro sillón ocupa,
va a lo suyo,
se dan besos, uno detrás de otro,
una mano dentro de una falda
toca unas piernas,
alegría, esto es amor en una plaza por el día.

Amor.

El amor en invierno
sienta mejor,
entras en calor,
y se van las intemperies.

Mejor.

Dos mujeres me miran mientras escribo,
no dicen nada, silencios.
Las palomas siguen versos comiendo;
estos bancos están llenos de pintadas y
medio rotos,
no respetan nada.

Nada.

Llega una con tacones muy finos.
Las palomas levantan el vuelo,
luce el sol,
los Quijotes y Sanchos quedaron atrás.
Se me acerca, me mira,
por treinta euros un fino trabajito,
le doy una naranja
y nada, del asunto se va.

Euros.

Siguen mis proyectos,
caminan al paso que hay.
Intento encuadernar mi existencia:
demasiado papel,
no sé que hacer,
los folios no me obedecen.

Existencia.

Todo por un beso de amor
que en un instante se pierde,
previo pago adelantado:
ese es el precio.
El sol se pone a brillar, qué suerte la mía,
tengo un día claro en Madrid,
¡Vale! ha vivir que son dos días.

Precio.

Suena música cerca de mí,
notas de guitarra,
saxo, flauta y un bajo.
La guitarra es mujer enamorada
que en estancia ajena
vibra, suena y canta.
Te haces leve y en transparencias vives.

Guitarra.

Siento como sientes y lates
cuando a mi lado estás,
no lloro ausencias,
soy ausente,
todas se marcharon,
que os sea leve y breve.

Todas.

Por la noche
paseo por la Gran Vía,
vía de paseantes.
Fauna diversa y dispersa,
Madrid es desmesurado
miro a la gente,
también las carteleras, y
para no tropezar miro la acera.

Gente.

Estoy cansado, me voy a dormir.
Me duermo escribiendo,
esto sí que lo entiendo
me salen las rimas
que se parecen a mis intemperies.

Dormir.

Hago muescas en el calendario,
pido tiempo.
Que los días venideros
me sean mas llevaderos,
riámonos a gusto señores,
que cuando pase la primavera
seguro que no hemos disfrutado de las flores.

Primavera.

Segunda noche en la ciudad,
con mis amigas salgo a pasear,
los tíos se me declaran,
¡vaya lata!, lo que faltaba,
Eva se ríe, yo también,
mientras tanto almejas voy comiendo.

Almejas.

Dos putas en una esquina
me hacen tentadoras ofertas,
sexo en la calle, a quemarropa.
Diez euros por un trabajito,
carne barata, de saldo,
barata va la vida por las esquinas.

Tentadora.

Hablamos de letras,
para ser concreto, de poesía,
las putas de Madrid son poetas,
y fuman habanos,
así es la vida por aquí.

Letras.

Arco, la feria de las vanidades,
las vanidades en la feria,
se vende todo,
hasta la conciencia.
Busquemos el modo, y tengan paciencia.

Arco.

Miro una mujer en un estad.
cuadros y escultura también.
La sigo mirando,
se va, se esconde,
¿ocultara algo?
Nada entiendo,
me siguen fascinando ellas,
son tantas y tan diferentes.

Diferentes.

Una pareja se besa,
están sin afeitar,
qué encanto,
otros lo ven como un espanto.
Sigamos, que la vida a veces es bella.

Encanto.

Las tristezas llegan solas,
las alegrías me las tengo que inventar,
cansado, entre la muchedumbre ando.
Pienso, soy solo,
mis pies me llevan despacio,
me siento a descansar;
pienso, en la efímera eternidad
de los días venideros.

Eternidad.

Los rostros me son extraños,
acabaré
por no conocerme ni a mí mismo,
delante de mí unos amantes se besan,
al lado por cien millones
venden un Picaaaaasssssssoo
a golpe de talonario en una mesa.
Otros se mueren de hambre
y a nadie les pesa.
Insidias a montones.

Hambre.

Regreso al destino
donde partí,
tren otra vez
largo recorrido,
sonido de hierros.
El sur luminoso y cálido,
partir es vivir.

Destino.

Tiene mi casa un cuerpo que la habita,
en ella el tiempo se dilata.
Regresar a la luz
es tiempo de esperanza,
la ciudad, araña gigantesca
sigue tejiendo sus redes,
ella no para.

Esperanza.

El paisaje crece,
la ciudad mengua,
árboles en un bosque cercano,
los saludo como hermanos.
no se rinde el paisaje.

Crece.

Sigue el tren su camino,
los renglones se me tuercen,
escribo. del revés.
Una guitarra suena.
Un pastor en el llano.
Una pintura y un reloj,
todos juntos en un papel
es la pared del vagón.

Guitarra.

Una estrella de cartón,
mascaras de África,
una estantería, florero y discos,
y flores secas en un jarrón.
África entera es una mascarada,
violenta y cruel.
Otro poste en la pared.

Cartón.

Nubes en el cielo,
frío y viento
por el suelo,
el beso de despedida,
siempre nos despedimos,
ojos que miran, sonrisa que acaricia.

Viento.

La voz de una invisible mujer
buen viaje nos desea;
viajamos, partimos.
La soledad del viajero, su equipaje,
el mejor amigo, el paisaje.

Mujer.

La Mancha otra vez,
Molinos solitarios,
un paisaje y dos personajes.
Cervantes.
La gran aventura de las letras,
escribir para vivir.

Letras.

Si te cansas no te rindas,
hay que arriar
fronteras y banderas.
En naranjas y rojos
se pone el sol por el horizonte,
a través de Sierra Morena y
los altos montes.

Rojos.

Cansado, duermo o sueño
en un sillón de un vagón.
Largas horas de ausencia,
un pitido me despierta.
Almería se ve cerca.
Luces de neón,
pronto llegaremos a la estación.

Cerca.

Se para el tren,
fuera lluvia,
viento y frío.
Otra vez a empezar,
es la vida que me lleva
en este fecundo río.




19 -2- 2.005 Almería Madrid, Madrid Almería.

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